Con la primavera suben las temperaturas, los campos se ven divinos con las afloraciones y los puestos de frutas y verduras de los mercados de barrio, se ponen pintorescos.
Los colores de los albaricoques, los nísperos, los melocotones, los mangos, los aguacates, las zanahorias y calabazas contrastan perfectamente con el rojo vivo de los fresones (porque las fresas como tal han desaparecido desde hace muchos años atrás) de las cerezas, las remolachas, los tomates y el verde de las alcachofas, judías verdes, puerros, calabacines, espinacas, apio, espárragos, hinojo, lechugas, rúcula, kiwis, habas y guisantes.
Colorido que nos invita a renovar y consumir alimentos frescos llenos de vitaminas y antioxidantes para preparar nuestro cuerpo para la próxima estación, VERANO.
Las espinacas, acelgas, endivias, berros y verduras de hoja verde en general proporcionan vitamina K y antioxidantes. Ayudan a tener una buena digestión, salud vascular y huesos fuertes.
La vitamina A y C contribuyen a mejorar nuestro sistema inmunitario, reparar nuestros tejidos como la piel y uñas. De ahí la importancia de consumir alcachofas, puerros, judías verdes, calabacines, espárragos y otros que, también, nos ayudan a tener una buena digestión.
Los antioxidantes, vitamina C y E proporcionados por los albaricoques, nísperos, melocotones, fresas, cerezas, kiwis, aguacates, tomates, zanahorias y calabazas. Alimentos ricos en betacarotenos que al ser ingeridos se transforman en vitamina A.